Panico en el Congreso

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CORTES Y DESVÍOS EN LA RUTA 5 SUR

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LA IMAGEN QUE HABLÓ AL MUNDO

LA IMAGEN QUE HABLÓ AL MUNDO
Roberto Candia, Agencia AP. Foto tomada en Pelluhue, Región del Maule.

lunes, 23 de mayo de 2011

ASÍ SE INICIÓ ESTE BLOG

DOS MINUTOS DE HORROR EL 27 DE FEBRERO DE 2010

COMO VIVÍ EL TERREMOTO EN CHILE

Cuando hay un TEMBLOR de tierra, los que vivimos en lugares sísmicos como Chile, Japón, California etc., reaccionamos con diferentes dosis de pavor. 


  • Hay algunos que pierden la racionalidad frente al miedo. 
  • Hay otros como yo, y los chilenos en general, que hemos aprendido que en presencia de un temblor debemos contener nuestro instinto y emoción y debemos actuar aplicando normas racionales. 
  • Sabemos como actuar ante una emergencia de este tipo. 
Repito: sabemos como actuar EN PRESENCIA DE UN TEMBLOR. 

He pasado miles de temblores (temblor= tiembla la tierra), durante mi vida y algunos terremotos (terremoto=tiembla tan fuertemente la tierra que parece que el mundo se va a acabar). 

En un temblor, no entro en pánico. Normalmente me quedo quieta en el mismo lugar en que estoy, teniendo el control sobre la situación. Los que no tienen experiencia, y se encuentran aquí de paso, corren en pánico hacia cualquier lugar. Es natural. Un temblor, para un neófito, es una experiencia en que la razón cuenta muy poco, es puro terror e instinto de supervivencia. Para quien está acostumbrado... puede ser apenas una sensación de alerta.

Sin embargo cuando hay un TERREMOTO, todos reaccionamos de igual forma. La irracionalidad nos domina y nuestro instinto animal activa un chip de terror en nuestro cerebro que nos grita: corre, corre, aléjate del peligro, sin que siquiera lo pensemos. De manera animal, intuitiva, corremos hacia espacios abiertos, hacia lugares en que tengas una visión del cielo. Es pura adrenalina e instinto. En ese sentido las piernas y el estado físico corre a favor o en contra tuya. Por eso tiende a aumentar proporcionalmente, en estos casos, el número de muertos o heridos entre niños y ancianos.

Un TERREMOTO es una experiencia de pánico total. Tu mente, durante los segundos o minutos en que dura el evento, no consigue funcionar. En ese momento estás igualado a cualquier animal irracional y actúas solo desde el instinto. Es muy difícil conseguir centrar el pensamiento en algo lógico, excepto si tienes a álguien a tu cargo. Alguien como un hijo, un padre inválido, un ser enfermo que sea muy cercano.

Un temblor o terremoto en general no dura más de algunos segundos. A veces, si es muy largo como hoy, dos o tres minutos. Este breve lapso de tiempo es de un terror apocalíptico y suficiente para devastar amplias regiones.

Si uno consigue salir con pocas consecuencias del hecho en sí, viene la preocupación por terceros: parientes, amigos, conocidos. Luego a seguir la etapa de resolver los problemas domésticos. Como proveer luz, agua, alimentación, comunicaciones, reparar o reconstruir, etc.

Mi experiencia de hoy fue un shock total debido a que me encontraba, en el momento, sola en la casa con mi madre inválida, puesto que quien la cuida estaba de vacaciones.

Desperté a las 03:33h de la madrugada de hoy con lo que pensé sería un simple temblor. 



Dormía en el cuarto de mi madre, en una cama al lado de ella. De repente comenzó un temblor (los ruidos subterráneos y los movimientos que acompañan los temblores en general, hasta digamos unos 7 u 8 grados en la Escala de Mercalli - Mercalli, no Richter -  son de poca magnitud y a veces pueden llegar a ser casi imperceptibles). 


En cuestión de un par de segundos mi cuerpo todo se tensó en un alerta expectante. Todos mis sentidos, desde lo más hondo de mi instinto, me hicieron saber que esto era diferente. Aún así me quedé inmóvil un par de segundos más. Segundos suficientes para que se me erizara el cabello en la nuca al mismo tiempo que:



  • encendía la luz, 
  • saltaba de la cama, 
  • me abalanzaba sobre la cama de mi madre que dormía y 
  • levantaba sus cubiertas para intentar cargarla en brazos para retirarla de allí. 
Todo simultáneamente, con una carga increíble de adrenalina. Junto con ello tomaba conciencia, con horror, de que me encontraba sola con mi madre en la casa, y que no tendría las fuerzas ni el tiempo necesario (los segundos necesarios) para cargarla hacia un lugar seguro fuera de la casa. 


Tomé a mi madre e intenté cargarla, en lo cual fracasé, pues ella aún no salía del sopor del sueño. Comencé a arrastrarla, ambas descalzas, hacia la puerta del cuarto intentando llevarla hacia afuera de la casa mientras el movimiento de la tierra bajo mis pies y los ruidos subterráneos se hacían cada vez mas pavorosos.


A un metro de la cama, mientras yo arrastraba el cuerpo inerte de mi madre, se cortó la energía eléctrica y tuve que seguir en la oscuridad. La violencia de las sacudidas, me impedía avanzar, y el ruido ensordecedor de la tierra y objetos de vidrio, que en varios lugares de la casa caían al suelo y se quebraban, aumentó mi pavor y conciencia de que esto era un terremoto. Me asaltó la convicción de que la casa debería estar cayendo encima de nosotras. Mientras arrastraba a mi madre, el suelo bajo mis pies se sacudía en tirones que me hacían perder el equilibrio lanzándome al piso, y los ruidos subterráneos se hacían más aterradores. Tomaron un ritmo asustador, firme, como si aquello fuese a durar para siempre. Ya no eran diez o quince segundos, que ya es mucho cuando se trata de un temblor, hacía más de un minuto que ocurría el fenómeno y no paraba. 


Mi impresión era que en el suelo, bajo mis pies, una locomotora subterránea se abría paso hacia la superficie a una velocidad de miedo, o que una manada de caballos salvajes corría ahí, a no mas de cinco centímetros de donde nosotras nos movíamos, estremeciendo la tierra. Era como si mi casa fuera una lavadora gigantesca que me impulsaba violentamente en un sentido y luego en uno contrario, pero con un ritmo acelerado y un ruido en que crujían los muros, se sacudían los vidrios de las ventanas y se oía un ruido sordo que venía desde adentro de la tierra. 


Creo que demoré más de dos minutos en arrastrar a mi madre una distancia de aproximadamente tres metros. Me caía a cada instante con las sacudidas en ondas que venían desde la tierra. Durante una milésima de segundo de reflexión en aquellos minutos de horror pensé con estupor “el epicentro debe ser aquí, la ciudad entera está cayendo”. 


Conseguí llegar a la puerta del cuarto pero allí mi madre, ya despierta, se aterrorizó en la oscuridad sin entender lo que ocurría y dejó su cuerpo laxo caer al suelo. Intenté continuar, pero se me hizo imposible seguir arrastrándola. Las sacudidas eran de tal violencia que me lanzaban al suelo una y otra vez. Tuve tiempo de pensar, “los muros van a a caer encima de nosotras”, puesto que desde allí no conseguía mover a mi madre que estaba tendida en el suelo. En la semioscuridad - había luna llena pero las cortinas de las ventanas, que son oscuras para proteger el sueño de mi madre, mantenían oscuro el ambiente - percibí alrededor de seis almohadas que se utilizaban durante el día para acomodar a mi madre en la cama. Como pude tiré las almohadas al suelo y luego lancé encima a mi madre, colocando otras encima de su rostro y cuerpo para protegerla ( oh ingenuidad), de la posible caída de un muro. Alcancé también a pensar con consuelo - “ mi casa está hecha con estructuras firmes antisísmicas”, y ahí... cesó todo abruptamente.


Habían transcurrido casi tres minutos. 


En la oscuridad, aturdida por el miedo, me dirigí a la puerta para gritar por ayuda a la casa vecina, de mi hermana. Mi cuerpo temblaba de tal forma por el terror de la experiencia recién pasada y el pánico de que todo recomenzara - lo cual no era improbable - que no conseguía poner la llave en la puerta. Una y otra vez lo intenté mientras percibía que mi hermana me hablaba desde afuera. Mis manos temblaban por el esfuerzo , la adrenalina y el miedo. Al cabo de minutos conseguí abrir…

Entre mi hermana y yo asistimos a mi madre, sin embargo ambas estábamos en estado de estupor, no conseguíamos levantarla y nos demoramos aún algunos minutos antes de atinar a actuar de una forma lógica.

Mi casa resistió sin secuelas el terremoto. Mi madre a los treinta minutos dormía plácidamente ignorando las “réplicas” que se sucedían cada quince o veinte minutos pero, que aún siendo peligrosas, me parecían juego de niños ante lo que acababa de experimentar.
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Catorce horas después del terremoto, cuyo "Epicentro" fue aproximadamente trescientos y pocos kilómetros hacia el sur del país, no se ha restablecido la energía eléctrica en mi barrio. Sé que mi ciudad natal, Talca, tiene todo su centro convertido en escombros, han ocurrido casi con certeza Tsunamis en varias ciudades del sur del país, han desaparecido infraestructuras y casas llevadas por las aguas. No hay energía eléctrica, no hay conectividad telefónica, no funciona el Metro, el transporte público ni el Aeropuerto, debido a las necesidades de mantener medidas de seguridad debido a los daños sufridos y a las peligrosas "réplicas" (reacomodaciones de las placas tectónicas recién removidas, a través de sucesivos temblores o terremotos que siguen al terremoto inicial).

Los problemas de carencia de energía eléctrica provocan otros colaterales. Hay problemas para cargar combustible – las bombas no funcionan por falta de energía, del mismo modo no funcionan los bancomáticos, los supermercados han perdido la cadena de frío de los alimentos. Recién, con mucho esfuerzo se repone la comunicación vial en el país a através de rutas alternativas, puesto que han caído varios puentes y está destruida en gran parte la red vial que conecta el país.

Este es un TERREMOTO HIPÓCRITA, como dijo una autoridad. Hay pocos muertos, porque Chile ha ido incorporando normas de seguridad sísmica en las construcciones, pero los daños en infraestructura son cuantiosos.

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Lunes 01 de Marzo

Es tan terrible lo que aquí ha ocurrido que no es posible transmitirlo. Simplemente se recuerda el horror personal del momento y se piensa en él horror, acrescentado por miles, de aquellas personas que en este momento viven en la calle porque tienen terror de entrar en sus casas debido a las Réplicas.

En las 24 horas después del terremoto hubo más de 60 Réplicas, y siguen. Estos son temblores, que pueden incluso tener las características de un nuevo terremoto. Entonces las familias, traumatizadas, viven y duermen a la interperie. Sin agua, sin energía, sin alimentos la mayoría de ellos. Entonces la conmoción es muy grande. Hay cero posibilidades de vivir la experiencia sin traumas. Imagina, cómo haces para cuidar un enfermo un anciano o un bebé cuando estás tirado en la calle sin infraestructura, con frío con miedo?.

Esclarecimiento. El Epicentro de un terremoto es el lugar en donde se sitúa la fractura mayor (En este caso fue Cobquecura cerca de Concepción, a 325Kmts de Santiago. La totalidad de las casas de Cobquecura estan en el suelo. El pueblo ya no existe), pero el terremoto en sí abarcó un territorio inmenso de aproximadamente 700kmts a lo largo de Chile. En el lugar del Epicentro es donde hay mas daño físico, pero "no es el lugar donde ocurrió el terremoto". El terremoto se desarrolló, en este caso, a lo largo de aproximadamente 700Km de territorio, y a lo largo de estos 700Km hay carreteras destruídas, ciudades costeras alcanzadas por Tsunamis, sectores rurales en donde, hasta hoy, no se ha conseguido llegar, excepto por visiones someras desde el aire. etc. Por eso es que hay daño en infraestructuras tan importantes como el Aeropuerto y pasos sobre nivel en Santiago.

Recién hoy se está normalizando la distribución de víveres, agua y otros a los sobrevivientes.

Consigo imaginar el horror que allí se vive, pensando en la desesperación que vivimos mi familia y yo, en condiciones que dada las circunstancias fueron privilegiadas.

Durante 45 horas estuvimos:

sin energía electrica,
sin teléfonos,
sin suministro de agua (las bombas de agua no funcionaban),
sin televisión para informarnos de lo que "ocurría afuera ".

Simultáneamente sufrimos problemas por:

  • No contar con Supermercados abiertos. Estos no tenían cadenas de frío ni sistemas funcionando debido a la falta de energía eléctrica.
  • No haber bombas de bencina abiertas . Sin energía eléctrica no funcionaban sus sistemas.
  • No tener refrigeradores funcionando, lo cual descompuso los alimentos

Todo esto nos significó 45 horas de penurias, cargando agua en baldes, dificultando cualquier actividad relacionada con la higiene tanto personal como de la alimentación, desplazándonos de noche con linternas. Sin embargo nosotros estábamos en nuestras casas... abrigados, en condiciones precarias de servicios, pero con alimentos suficientes...lo cual era un privilegio.

Una vez que comenzó a funcionar una red radial comenzamos a informarnos a través de nuestros Mp4, Nos permitió estar conectados hasta que se agotaron las baterías. En un primer instante hay solo caos porque todos están en pánico y nadie consigue saber lo que está ocurriendo porque han caido todas las redes de comunicación. No hay radio, no hay teléfono, no hay TV, y las réplicas continúan sucediéndose. Posteriormente comenzamos a informarnos a través de la radio del automóvil y de un pequeño televisor de 5", que se conecta al auto.

La acompañante de mi mamá estaba de vacaciones en Constitución, una de las ciudades mas colapsadas por un Tsunami. Recién conseguí hablar con ella a las 23:00h de la noche del Sábado (20 horas después). (Brevemente tomó señal en su celular ). Ella y su hijo estaban en lo alto de un cerro. Me contó que apenas comenzó el terremoto comenzaron a correr hacia los cerros. Ella y sus vecinos ni siquiera se vistieron. Todos huyeron en camisola, pijama, etc. Esa noche, en que conseguimos contactarnos, ella estaba con cientos de personas en un cerro pasando allí la noche, con frío y con una neblina con bajas temperaturas, pero ninguno de ellos pensaba en volver a sus casas. Ella vió desde el cerro las tres olas del Tsunami . Vió como ingresaban a través del río. (Había luna llena). Sintió gritar a las personas pidiendo auxilio. Flor estaba en estado de shock. Después no he podido comunicarme con ella. No he podido tampoco comunicarme con una prima en Talca. Ninguno de sus teléfonos responde. Benjamín (mi cuñado) aún no puede comunicarse con su hermana en Cauquenes. Dos cabañas de vacaciones en Pelluhue que tienen él y su hermana (situada en lo alto) sirvieron para albergar durante la noche aproximadamente cien personas que arrancaron del Tsunami, que se llevó un tercio del balneario.

Tengo parientes en Concepción y nada sabemos de ellos. No hay conectividad aún. Este país es un caos.